martes, 16 de enero de 2007

CAMINOS DE LA CIVILIZACIÓN TAYRONA
No eran los Andes, aunque quedaban cerca. La Sierra Nevada de Santa Marta, en el norte colombiano, era mejor. Era el centro del mundo: así lo había marcado la diosa madre cuando clavó allí el huso con que tejía.
Y así lo aceptaron los indios tairona. Las costas les regalaban pescado; las selvas, frutas, caza y una tierra rica para cultivar; los rebaños pastaban en los prados altos. Y todavía quedaba espacio para deslumbrarse con las nieves eternas de las cimas, a casi seis mil metros. De todo, en poco espacio, gracias a un desnivel que sólo puede compararse con el del Himalaya. Por Raimon Portell

No hay comentarios: