miércoles, 17 de enero de 2007


ALTO DE MIRA
“Y por que si hay algún paraíso terreno en estas tierras de indios parece ser éste, no excusamos decir algo de esta valle, que le pusieron ahora estos nombres los nuestros Caldera y Valle de San Marcos. Esta todo coronado de altas cumbres desde donde hasta lo hondo habrá ocho leguas, por partes menos, todas sus cuchillas quebradas, de dulcísimas aguas de oro (que como culebras de cristal se deslizan de sus cumbres hasta lo profundo del valle), espaldas y amagamientos por poblados de crecidos pueblos de indios que se veían todos de todas partes de sus laderas con agradable vista, los más de mil casas grandes que habría, que en cada una vivía una parentela. Pero lo que más deleitaba la vista era sus muchas plantas de raíces y maíces, batatas, yucas, ñames, ahuyamas, ajíes, algodonales y las arboledas casi todas frutales, (...) y de madera para sus casas y quemar en los bohios del diablo, donde (como dijimos) ardía fuego toda la vida, de leña olorosa, que los tenían estos caneyes y otros en que guardaban sus joyas, plumas y mantas y donde hacían sus fiestas y bailes de extraña grandeza (pues eran los más de a sesenta y setenta pies de a tercio de largo), limpieza y curiosidad como la tenían en los patios enlozados de grandísimas y pulidas piedras con sus asientos de lo mismo, como también los caminos de lajas de a tercia.”
Oleos sobre liezo 80 x120

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